En dos años, cayó notablemente la intención de emigrar

Un relevamiento realizado por la consultora mendocina Demokratía muestra la evolución de la idea de irse a vivir fuera del país entre octubre de 2023 y septiembre de 2025. 

En septiembre, sólo 1 de cada 10 mendocinos consideraba emigrar, cuando en abril de 2024 más de la mitad de los consultados estaba pensando en irse fuera del país. Una encuesta de la consultora Demokratía muestra los motivos que subyacen a este cambio.

El análisis parte de la consulta a 713 personas mayores de 16 años, de distintas partes del Gran Mendoza. Y permite ver la evolución en el tiempo, ya que se trata del cuarto relevamiento sobre la intención de emigrar.

El primero se realizó en octubre de 2023, cuando el 43,33% de los consultados expresó que había considerado irse a vivir a otro país; cifra que creció a 53,82% en abril de 2024; cayó a 8,42% en marzo de 2025; y volvió a subir levemente, a 11,95%, en septiembre de 2025. 

En la encuesta más reciente aparece que la mayor intención de emigrar no se da en el grupo de los más jóvenes, sino en el de las personas de 55 a 65 años (22,22%). Le sigue el segmento de 16 a 30, con 16%; el de más de 65, con 14,29%; el de 45 a 54, con el 12,71%; y, por último, el de 31 a 44, con el 9,09%.

Nicolás González Perejamo, director de Demokratía, señala que, a lo largo de la historia de la humanidad, los dos principales motivos que impulsan los grandes movimientos migratorios son la violencia y la economía, de modo aislado o concurrente.

Suma que los valores más altos de intención de emigrar se observan en octubre de 2023, cuando la gente tenía que elegir entre dos opciones que no los terminaban de convencer: Javier Milei y Sergio Massa. Y en abril de 2024, cuando se estaba atravesando el ajuste más fuerte y una de cada dos personas estaba pensando en irse a vivir afuera. 

Qué cambió en el mundo y en Argentina

¿Por qué se redujo tan drásticamente la idea de mudarse a otro país? Esto no tiene una sola respuesta. González Perejamo señala que uno de los factores se vincula con la geopolítica: con un “mundo que expulsa, de fronteras cerradas” y con requisitos crecientes para poder ingresar a otros países de manera legal. 

También, con un endurecimiento de la posibilidad para acceder a la ciudadanía italiana y española para los descendientes de personas de esta nacionalidad que nacieron en el exterior. E, incluso, con episodios de violencia en incidentes de fútbol o hacia turistas extranjeros. 

Por otro lado, el mundo está en guerra -todavía se sostiene la de Rusia-Ucrania- y con muchas tensiones económicas, como la de los Brics contra Estados Unidos y sus aliados, la Comunidad Europea y Rusia, China y Estados Unidos. “No es atractivo para aquellas personas que desean migrar. Es un mundo que no invita a irse”, plantea. 

También hay explicaciones para esta caída en la vocación de emigrar en el escenario doméstico. Hoy se observa una mayor estabilidad económica, con desafíos, pero el director de Demokratía reconoce que “nadie pensaba que el dólar, a mediados de octubre, iba a estar en menos de $1.500 pesos”. 

Y si bien hay una cierta distancia entre lo que la gente percibe en su economía cotidiana y las cifras que difunde en Indec, la baja de la inflación también desalienta la idea de irse del país. 

El otro factor surge a la hora de “hacer las cuentas” del dinero que se necesita tener, no sólo para el pasaje, sino también para poder afrontar unos meses de alquiler hasta lograr asentarse, comida, transporte, comunicación, etc. Y cuando ese monto se multiplica por la cantidad de miembros del grupo familiar, se entiende que la cuestión económica no es menor y que “convierte a esta vocación migratoria en un privilegio de clase”.

Otros factores más subjetivos

González Perejamo añade a esta descripción el desarraigo, que para muchos tiene un peso muy importante y hasta determinante. Los argentinos, detalla, tenemos un modo muy “nuestro de ver las cosas, de relacionarnos -afectuosa, solidaria, empática- y son cuestiones que sabemos que en alguna medida vamos a perder. Me parece que también resulta una invitación a no irse”.

Esto, pese a que, en otros relevamientos de la consultora, han encontrado que el 44% de los mendocinos llega ajustado a fin de mes; el 26% llega, pero gracias a la ayuda de otras personas; y hay un 10% al que los ingresos no le alcanzan para cubrir sus gastos mensuales. 

Si a esto se le suman los resultados de otra encuesta, que mostró que el 93% de los mendocinos utiliza el crédito y, dentro de ese porcentaje, un 45% lo usa para sus gastos cotidianos, se entiende que la decisión de quedarse en el país no tiene que ver conque se esté en un momento favorable, sino con un “baño de sensatez ante las dificultades que implica emigrar”.

El director de Demokratía señaló que el apetito migratorio muestra “cómo penalizamos a nuestra tierra por aquellas cuestiones que le deberíamos.