Mendoza y el desafío de pensar hacia adelante
Planificar la provincia de aquí a 30 años parece una meta imposible en medio de las urgencias de la economía cotidiana. Sin embargo, no solo existen propuestas e ideas para hacerlo sino que son esas mismas emergencias las que hacen cada vez más necesario un diseño de largo plazo. La clave de la innovación, la diversificación y bajar la dependencia con la Nación. Testimonios, datos y opiniones.
El último informe sobre la economía de Mendoza que realizó el Ieral de la Fundación Mediterránea tiene casi un año de antigüedad. Y si bien anticipó que 2023 sería débil y la actividad de Mendoza se contraería, no anticipó la inflación superior a 200% con la que finalizó el periodo. Sin embargo, los problemas actuales no solo están atados a la coyuntura y a una macro complicada sino que se arrastran desde hace años. Existen diversos datos que muestran esta situación. Incluso en 2022, los datos de la economía local fueron peores que los alcanzados a nivel nacional.
El Producto Bruto Geográfico (PBG) en Mendoza, es decir la producción de bienes y servicios en la provincia durante 2022 fue de 15.300 dólares, según estimaciones del Ieral. En términos per cápita, esto implicó un ingreso promedio de unos 7.600 dólares en ese año. Este número se ha contraído en los últimos años y se ha desacoplado de la dinámica del mundo. En tanto, y pese a la necesidad de diversificar la matriz productiva local que muchos plantean, el mismo análisis destacó que Mendoza se encuentra en el primer tercio de provincias con mayor diversificación en la producción.
Sin embargo, durante los últimos 10 años el empleo privado registrado ha estado estancado. Esta situación planteada por el Ieral también ha sido mostrada por diversas entidades como del Consejo Empresario de Mendoza (CEM) coinciden en que hace más de una década que Mendoza no crea empleo formal y genuino. Por este motivo, el desafío actual más allá de la difícil coyuntura es diseñar políticas capaces de mejorar la situación local y bajar la dependencia del contexto nacional.
La Fundación Mediterránea propone así una forma de corto plazo atada a la herramienta impositiva de los Ingresos Brutos. Al ser el tercer impuesto con mayor peso en la economía local, su reforma incentivaría la generación de empleo y la reducción de la pobreza. No se trata de un planteo a la ligera sino de un trabajo realizado por el Ieral para el CEM y presentada por la Mesa de la Producción de Mendoza al Consejo Económico Social y Ambiental de Mendoza (CEAS) en 2021.
Específicamente se propuso que a dicha reducción accedan solo las empresas que tomen nuevos empleos (netos) registrados y que estos fondos sean usados exclusivamente para pagar parte o todos los costos laborales de los nuevos empleos. “En función de la situación fiscal de la provincia, esta política implementada en forma progresiva, no desbalancea las cuentas fiscales”, destacó el informe del Ieral. Aunque desde 2018 ha habido reducciones en IB, han sido bajas menores que no han tenido el impacto propuesto por el Ieral. Las transformaciones nacionales en danza podrían dar una vuelta de tuerca a esta idea.
Pensar el largo plazo
En medio de una recesión fuerte, no parece sencillo plantear ejes de largo o mediano plazo. Sin embargo, los referentes consultados coinciden en que una adecuada planificación es la manera de comenzar a eliminar o minimizar situaciones que se repiten y atentan contra la economía. Una clásica es la lucha por el precio de la uva en medio de productores desfinanciados y quebrados con bodegas en distinto tipo de situaciones. La imposibilidad de desarrollar minería o de mejorar la curva de petróleo son otras problemáticas que llevan años sin resolver.
En este sentido, el dirigente empresarial y político Julio Totero, expresó que es importante que la política asuma la responsabilidad de un cambio, que la sociedad pueda acompañar y que las empresas estén a la altura de las circunstancias. “Los tiempos cambiaron y es un buen momento para diseñar el largo plazo”, expresó Totero. En coincidencia, el vicepresidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), Diego Stortini, comentó que la provincia enfrenta un desafío significativo y tiene oportunidades prometedoras para los próximos 30 años.
Desde el Ieral destacaron que, además de la importancia de independizarse de la Nación, una de las claves es que Mendoza se transforme en una “economía innovadora”. Es necesario estimular la generación de nuevas ideas por parte de ciudadanos “comunes” que son los que pueden desarrollar los sectores con mayor peso relativo de nuestra provincia. Es decir, aunque son importantes, no es necesario crear miles de startups tecnológicas sino que puede impactar más una innovación en sectores como comercio y turismo que hoy son los que más aportan al PBG local.
Desde el espacio político de Totero, hoy un hombre cercano al gobierno provincial, por ejemplo, han realizado documentos diversos de cómo ampliar una matriz productiva que, en sus palabras, es “diversificada pero escasa”. Por razones de espacio no pueden detallarse todas las propuestas, pero sí los ejes prioritarios para Mendoza como son energía, petróleo, minería, turismo, ganadería, logística. Todas con sus correspondientes servicios transversales. “Nadie invertirá si no hay energía, servicios básicos instalados y condiciones favorables para quien asuma el riesgo en el marco de un desarrollo territorial que garantice el futuro”, observó Totero. En este marco, consideró clave el blanqueo y ajuste de la política con el fin de sanear las cuentas públicas y dar mayor confianza a los posibles inversores.
Fortalezas, oportunidades y amenazas
Desde el punto de vista de Diego Stortini, las fortalezas de Mendoza tienen que ver con una sólida calidad institucional, una sociedad mejor organizada que las provincias vecinas y un recurso humano educado. La gran oferta educativa es clave además de sus condiciones socioeconómicas favorables, un buen nivel general de desarrollo humano.
En este marco, las oportunidades de desarrollo económico se podrían simplificar en la explotación sostenible de recursos naturales renovables, el desarrollo de industrias como la agroindustria y la energía así como la integración de la tecnología digital para mejorar la eficiencia industrial. Con una mirada similar a la planteada por Totero, Stortini agregó que la logística es una gran oportunidad para la provincia mirando el Pacifico y el desarrollo de Oriente. En el corto plazo (próximos 10 años) también la agenda debe abordar la optimización de la explotación hidrocarburífera y de gas.
Al enumerar las amenazas o debilidades, el dirigente empresarial mencionó la escasez de recursos hídricos, que requieren una gestión cuidadosa y prioritaria, es decir, de ocuparse “ya” de esa difícil situación. “Otras debilidades son las de origen político y de diseño económico, incluida la falta de una visión a largo plazo y la centralización del poder político, principalmente originadas por el cortoplacismo mendocino”, observó Stortini.
En este marco, la modernización institucional política de la provincia requiere de una visión que supere las limitaciones de los cuatro años de la política para ir más allá, justamente con una buena planificación. “No me cabe duda de que el desarrollo económico de la provincia vistos los próximos 30 años tienen que tener eje en la sostenibilidad ambiental y social. Esto implica diversificar la economía mediante la promoción de industrias renovables y tecnológicas, así como la revisión responsable de sectores como la minería”, sintetizó Stortini.
En línea con la opinión de diversos dirigentes y economistas, destacó que los mendocinos nos debemos una agenda económica integral que identifique las oportunidades por zona (oasis). Para ello se requiere un enfoque colaborativo entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil para impulsar un desarrollo inclusivo y sostenible que garantice el bienestar de las generaciones futuras en Mendoza. La moneda está en el aire, la pregunta es cuándo y con qué rubro comenzar a diseñar.