Carne: cae el consumo y las pymes esperan una señal de la Nación

Las ventas de carnicerías, frigoríficos y abastos se han desplomado al igual en la mayoría de los rubros. Cuáles son los cortes más demandados, en dónde se aplican las ofertas y qué puede pasar en el mediano plazo. La mirada de un reconocido comerciante de Mendoza.

Como otros consumos dentro del mercado interno, el de carne no es una excepción. En marzo de 2024, según los datos de la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (CAME), las ventas cayeron 12,6% interanual. En el rubro alimentos y bebidas, la baja totalizó en los últimos 12 meses 15,5%. Sin embargo, las variaciones acumuladas de los tres primeros meses de este año son más preocupantes ya que mientras las ventas en general bajaron 22,1%, las de alimentos y bebidas lo hicieron un 28,7%.

Con un costo de vida cada vez más alto y salarios que se licuan a ritmos acelerados, comprar carne es un lujo para muchos. En este marco, tanto argentinos como mendocinos hacen malabares para sostener esta proteína dentro de la dieta familiar al tiempo que buscan alternativas más económicas. Los cambios en el consumo y la depreciación del salario tienen un claro impacto en los negocios de venta de carne así como en los abastos.

En este marco, AENews conversó con Roberto Grazziotin, un empresario que desde hace años está en el negocio de la carne y el abasto, con el fin de saber cómo está el negocio en este importante rubro comercial. Hay que tener en cuenta que mientras en casi todo 2023 el precio de la carne estuvo relativamente planchado, a fines de ese año hubo un ajuste que impactó de lleno en las ventas. “El consumo está deprimido porque a la mayoría de las personas no les alcanza la plata”, subrayó el comerciante.

Qué pasa en las carnicerías

Roberto Grazziotin, al frente de Ganadera Grazziotin, un tradicional negocio de carnes ubicado en Guaymallén, comentó que la baja de la demanda es generalizada en todas las carnicerías. En este marco, comentó que los cortes básicos del asado hoy están con precios relativamente accesibles dentro de la canasta familiar en parte porque no es lo que más se demanda en la actualidad. “En general la oferta es para los asados con huesos que es lo que menos se pide hoy por un tema de rendimiento”, explicó el comerciante.

De este modo, las familias priorizan los cortes de blandas y la molida ya que el peso del hueso implica un costo que la mayoría no puede pagar. Esta situación obliga a los negocios a establecer diversas estrategias para equilibrar sus heladeras y de allí la oferta en los cortes de asado con huesos. Aunque no es el fuerte, muchas carnicerías también mantienen parte del flujo con las carnes de pollo y de cerdo, siempre con precios más accesibles que sirven para sostener el negocio y alimentar la oferta.

Hay que tener en cuenta que, como explicó Grazziotin, los costos han subido fuertemente y a partir de este mes se comenzó a sentir la suba de tarifas con fuerte incidencia en electricidad y combustibles por el flete. “Los comercios estamos bastante complicados porque nos han subido algunos impuestos hasta un 350%, lo mismo que los insumos”, subrayó el comerciante. Agregó que en un contexto de fuerte pérdida del poder de compra de los salarios,  no es posible trasladar todos los aumentos a los mostradores.

Hay que tener en cuenta que no solo ha impactado la paritaria o el precio de la luz, la municipalidad y otros sino también el increíble valor de los repuestos. Reparar una heladera o una máquina cualquiera hoy tiene valores altísimos con una dificultad extra que es la falta de financiamiento. Por este motivo, muchos negocios chicos y de barrio corren riesgos por falta de liquidez cuando aparecen este tipo de situaciones. Frente a un contexto tan complejo, Grazziotin expresó que esperan que el Gobierno nacional implemente acciones para ayudar a las pymes o a las personas comunes que son las que sostienen a las pequeñas y medianas empresas. 

La evolución del consumo de las carnes

En 2023 el consumo interno total de las tres carnes principales que se demandan en el mercado interno (aviar, bovina y porcina) ascendió a 114,5 kilos por habitante año, según un informe de la Fundación Mediterránea. Con un crecimiento de 1,3% en comparación con 2022 (1,4 kg más por habitante), la cantidad se ubicó en el nivel más alto desde 2017. El dato es significativo debido al que el incremento se produjo por un mayor consumo de carne bovina que alcanzó el año pasado a los 52,2 kilos por habitante por año.

Así, entre 2022 y 2023 se produjo un crecimiento en el consumo de carne de vaca en un contexto en el que el resto de las carnes (ave y cerdo) se mantuvieron prácticamente sin cambios. Así, siempre en función de los datos aportados por el Ieral, se consumió 45,5 kilos de carne de pollo por habitante por año y 16,5 kilos de carne porcina. Así, el consumo total de las tres carnes muestra una tendencia creciente durante últimos 20 años, aunque se parte de años en los que la economía se encontraba en situación de crisis.

Luego de tocar un mínimo de 81 kilos por habitante por año durante la crisis del 2001/02, el consumo creció de manera casi ininterrumpida hasta 2009/2010 en términos per cápita. El desplome del negocio ganadero bovino ocurrido por entonces marcó una interrupción de la tendencia, pero en 2013 se había logrado ya recuperar el nivel de consumo previo gracias a la sustitución de carne vacuna por las otras dos carnes, fundamentalmente la carne aviar.

Ahora, la nueva situación económica podría tener un impacto en las cifras del consumo de carne de este año. Y, lo que es peor, si no hay algún tipo de repunte no solo los argentinos y mendocinos comerán menos carne sino que podrían cerrar diversos negocios chicos o carnicerías de barrio. La pregunta es hasta cuándo y cuántos podrán resistir.

“El consumo está deprimido”

El comerciante Roberto Graziottin habló sobre la situación de las carnicerías y de lo que puede comprar la gente.

Con un costo de vida cada vez más alto y salarios que se licuan a ritmos acelerados, comprar carne es un lujo para muchos. En este marco, tanto argentinos como mendocinos hacen malabares para sostener esta proteína dentro de la dieta familiar al tiempo que buscan alternativas más económicas. Los cambios en el consumo y la depreciación del salario tienen un claro impacto en los negocios de venta de carne así como en los abastos.

En este marco, AENews conversó con Roberto Grazziotin, un empresario que desde hace años está en el negocio de la carne y el abasto, con el fin de saber cómo está el negocio en este importante rubro comercial. Hay que tener en cuenta que mientras en casi todo 2023 el precio de la carne estuvo relativamente planchado, a fines de ese año hubo un ajuste que impactó de lleno en las ventas. “El consumo está deprimido porque a la mayoría de las personas no les alcanza la plata”, subrayó el comerciante.

Roberto Grazziotin

Qué pasa en las carnicerías

La oferta está en las carnes con hueso debido a que, por un tema de rendimiento, las familias priorizan las blandas o la molida.

Roberto Grazziotin, al frente de Ganadera Grazziotin, un tradicional negocio de carnes ubicado en Guaymallén, comentó que la baja de la demanda es generalizada en todas las carnicerías. En este marco, comentó que los cortes básicos del asado hoy están con precios relativamente accesibles dentro de la canasta familiar en parte porque no es lo que más se demanda en la actualidad. De este modo, las familias priorizan los cortes de blandas y la molida ya que el peso del hueso implica un costo que la mayoría no puede pagar.

Hay que tener en cuenta que, como explicó Grazziotin, los costos han subido fuertemente y a partir de este mes se comenzó a sentir la suba de tarifas con fuerte incidencia en electricidad y combustibles por el flete. “Los comercios estamos bastante complicados porque nos han subido algunos impuestos hasta un 350%, lo mismo que los insumos”, subrayó el comerciante. Por este motivo, muchos negocios chicos y de barrio corren riesgos por falta de liquidez cuando aparecen este tipo de situaciones. Frente a un contexto tan complejo, Grazziotin expresó que esperan que el Gobierno nacional implemente acciones para ayudar a las pymes o a las personas comunes que son las que sostienen a las pequeñas y medianas empresas. 

Cómo ha evolucionado el consumo de carne

Un informe de la Fundación Mediterránea analiza el consumo por habitante en Argentina y  hay una sorpresa.

En 2023 el consumo interno total de las tres carnes principales que se demandan en el mercado interno (aviar, bovina y porcina) ascendió a 114,5 kilos por habitante año, según un informe de la Fundación Mediterránea. Con un crecimiento de 1,3% en comparación con 2022 (1,4 kg más por habitante), la cantidad se ubicó en el nivel más alto desde 2017. El dato es significativo debido al que el incremento se produjo por un mayor consumo de carne bovina que alcanzó el año pasado a los 52,2 kilos por habitante por año.

El desplome del negocio ganadero bovino ocurrido por entonces marcó una interrupción de la tendencia, pero en 2013 se había logrado ya recuperar el nivel de consumo previo gracias a la sustitución de carne vacuna por las otras dos carnes, fundamentalmente la carne aviar.  Ahora, la nueva situación económica podría tener un impacto en las cifras del consumo de carne de este año. Y, lo que es peor, si no hay algún tipo de repunte no solo los argentinos y mendocinos comerán menos carne sino que podrían cerrar diversos negocios chicos o carnicerías de barrio. La pregunta es hasta cuándo y cuántos podrán resistir.