Ciruela para industria: el desafío de mejorar la productividad
Este mes se celebró en la provincia el Congreso Mundial de Ciruela. Cómo está el sector en la nueva situación económica, las ventajas y las desventajas de un producto que tiene mucho para crecer.
Para 2024, según estimaciones realizadas por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza a fines del año pasado, la cosecha de ciruelas en Argentina cerraría en unas 120.000 toneladas frescas. Esto equivale a 40.000 toneladas deshidratadas. La mayor parte de esta producción se encuentra en la provincia y, más precisamente, en los departamentos de San Rafael y General Alvear. Con una superficie total de más de 10 mil hectáreas cultivadas se producen anualmente 75 mil toneladas en fresco, mientras que la producción primaria en secos es de 25 mil toneladas, según datos publicados por la Secretaría de Agricultura de la Nación.
Según la misma fuente, el clúster de ciruela agrupa a unos 2.500 productores, cuenta con más de 100 establecimientos de secado y unas 20 empresas exportadoras. El sector ha implementado diversas mejoras tecnológicas para mejorar sus rendimientos al tiempo que la formación del clúster en sí promueve la agrupación y la integración de los productores. Por otra parte, los cambios económicos podrían abrir nuevos mercados, lo que entusiasma a los productores. En el Congreso Mundial de Ciruela realizado en Mendoza y organizado por la International Prune Association (IPA), el gobernador Alfredo Cornejo solicitó apurar la baja de barreras arancelarias y acuerdos de libre comercio para este producto.
Esto debido a que Chile es el principal competidor local e ingresa con arancel cero en los principales países consumidores. Es en este marco que Alain Boulet, consultor frutícola y especialista en innovaciones y agricultura regenerativa, explicó que el principal desafío de la ciruela hoy es mejorar su rendimiento agrícola. El profesional –que trabaja con ciruelas en el Sur y el Valle de Uco- destacó que Mendoza tiene varias fortalezas con relación a este cultivo al tiempo que agregó que también existen puntos débiles que hay que abordar cuanto antes. Así, entre los ítems a favor destacó el buen clima, la importante capacidad instalada en lo que a secaderos respecta y la buena calidad de la ciruela que se cultiva.
Rendimientos bajos
Sin embargo, Boulet agregó que la principal debilidad de este cultivo está en el agro con dos problemas graves que impactan fuertemente contra los rendimientos o la productividad. El censo de 2021 relevó que las 10.000 hectáreas existentes no producen a los niveles que, por caso, se observan en Chile. Si se pudiera equiparar los rendimientos que posee el país vecino, la cantidad de ciruelas que se podrían cosechar sería cerca de un 50% más que las 120.000 toneladas que se obtienen en Mendoza durante las temporadas interesantes, que no se repiten todos los años por diversos motivos.
La baja productividad se debe, según el especialista frutícola, a la falta de nutrición de las plantas. Debido a que los productores no tienen recursos para hacer nutrición se produce una suerte de círculo vicioso en el que la planta “agota” su reserva por falta de nutrición. Los bajos rendimientos no son por problemas de “añerismo”, es decir por las edades de las plantas, sino debido a que el modo en que se las alimentas es insuficiente o incorrecto. “Si el productor no cosecha no tiene recursos para nutrir y esto a la vez incide en la baja productividad”, precisó Boulet.
El especialista agregó que de las 10.000 hectáreas cultivadas en Mendoza, unas 2.000 están casi en estado de abandono total mientras que otras 2.000 se ubican en el extremo opuesto. Es decir, están en manos de productores que tienen las posibilidades para apostar por la planta. En este contexto, hay cerca de 6.000 hectáreas que están en una suerte de estadio intermedio y que se caen de a poco. “La decadencia productiva no es nueva y hay que tener en cuenta que en 14 años la superficie se redujo a la mitad y va a seguir en esa línea si no se hace algo al respecto”, detalló el consultor agrícola.
La ciruela es un comoditie que tiene una rentabilidad relativamente estable y que aunque no se consume en muchos países, sí es un mercado con expectativas de crecimiento. En el marco del Congreso de Ciruela realizado en San Rafael a principios de noviembre, el ministro de Producción Rodolfo Vargas Arizu puso en valor el potencial del mercado internacional para la exportación de ciruelas argentinas. Hizo hincapié en China, donde la demanda es creciente y podría generar múltiples oportunidades de empleo. Situación que se potencia de la mano de las dificultades climáticas en Europa y que, de la mano de una macroeconomía estable, podría favorecer la producción local.
En coincidencia, Alain Boulet destacó la calidad local así como la existencia de tecnología y mejoras aplicadas al sector en la parte industrial y en los secaderos. No obstante, expresó que sin fruta no es posible competencia por lo que opinó que tanto las políticas públicas como el clúster deberían enfocarse en mejorar el sector agrícola. “Si no hay fruta no hay negocio”, sintetizó el especialista y agregó que hay muchas plantas que viven, pero no producen de manera adecuada. En este marco, mencionó la segunda debilidad que este sector posee en Mendoza además de la mencionada falta de nutrición de los frutales. Se trata de un problema puntual para los ciruelos del Sur (la mayoría) que se riegan con agua del río Atuel.
En muchas de estas plantaciones se han realizado inversiones en riego por goteo con el fin de afrontar la crisis hídrica. Debido a que este río posee altos niveles de salinidad, dicho sistema concentra esta característica lo que saliniza más rápidamente el suelo e impacta negativamente en las plantas. “Esto que fue pensado como una solución impide lavar las plantas y agrava el problema de la productividad por un aumento en la salinidad”, subrayó Boulet. Agregó que en esta zona sería importante incentivar el riego por aspersión o regresar al uso del manto para evitar esta situación. “Cada año hay menos producción por problemas agrícolas por lo que los recursos deberían destinarse a este sector”, apuntó el profesional.
La oportunidad de la macroeconomía
Más allá de esto y con el foco puesto en el tema comercial, durante el Congreso organizado por la IPA, el titular de la institución organizadora, Francisco Araujo, dijo: “Coordinamos esfuerzos para promover el consumo de ciruelas secas y desarrollar nuevas oportunidades de mercado, siempre con una visión de cooperación internacional y responsabilidad con el futuro del sector”. En este marco, Araujo apuntó que el sector atraviesa un momento de transformación por lo que es crucial no solo construir redes a nivel mundial sino también fortalecer el trabajo en conjunto y crear una hoja de ruta para la industria.
Araujo y el ministro Arizu también se hicieron eco del pedido de Cornejo de reducción de aranceles así como de concreción de acuerdos fitosanitarios que amplíen el acceso de la ciruela disecada a otros países. En este marco, ya habría avances con China de un acuerdo fitosanitario y también se negocia rebajas arancelarias con Estados Unidos, México, la Unión Europea y algunos países árabes. Al ser Mendoza uno de los mayores productores de ciruela del país, se busca mejorar las condiciones de exportación y posicionamiento en los mercados internacionales.
Durante el Congreso, el gobernador Cornejo había destacado que la ciruela es uno de los principales productos exportables de la provincia y apuntó que significa alrededor de 70 millones de dólares de la exportación de Mendoza. También señaló que se pueden hacer crecer más esas exportaciones dada la ventana de oportunidades de estabilidad macroeconómica. Observó que pese a las dificultades, los productores han podido ser competitivos y que ahora –dado el nuevo contexto- se puede hacer más y mejor. La baja de aranceles, insistió, será clave para la mejora.