Cuál es la situación de los productores avícolas mendocinos

El pollo es una alternativa más accesible a la carne vacuna, por lo que las ventas se han mantenido, pero el deterioro de los ingresos ha reducido los márgenes.

Los argentinos se ubican entre los primeros consumidores de carne vacuna per cápita en el mundo, pero cuando la situación económica empieza a poner límites, el pollo gana terreno. Y si bien el sector avícola no ha crecido en los últimos meses, porque no ha sido ajeno al deterioro del poder de compra de las familias, sí ha logrado sostener las ventas y empieza a enfocarse en la exportación.

Antonio Olmo, titular de Avícola Luján, comentó que, aunque en otros momentos en que la carne vacuna tuvo importantes aumentos, el consumo de pollo se incrementó, ahora se ha mantenido, porque hay poca circulación de dinero. Pero de inmediato aclara que se vende, ya que es la alternativa más económica y resalta que con $2.900 se puede comprar un kilo de pollo (un kilo de asado ronda los $7.000 a $8.000 y los cortes de blanda están entre $5.000 y $6.000).

“Hay mucha diferencia con otras carnes. Asimismo, cuesta vender, pero se vende”, indica. En el pasado, los cortes de cerdo tenían un precio intermedio entre la carne y el pollo, pero los valores fueron subiendo hasta quedar mucho más cerca de los del novillo, lo que hizo que dejaran de ser una opción accesible para el infaltable asado en muchos hogares.

Olmo sumó que, de manera similar a lo que sucedió con la carne, el precio del pollo subió alrededor de 20% en lo que va de 2024, pero después se retrajo de un 12 a un 15%. “Muchas empresas bajaron los precios. Lo que no se vende es porque no hay circulante, pero va saliendo toda la producción”, añade y recalca que mucha gente lo elige no sólo por el valor, sino porque tiene menos grasas.

Pese a que la coyuntura actual es compleja, porque mientras tuvieron que ajustar precios los costos han seguido subiendo, el productor avícola, con más de 50 años de experiencia en el rubro, expresa que el consumo de pollo se va a sostener y la situación va a ir mejorando, a medida que la economía se acomode.

De hecho, la empresa está desarrollando inversiones, con la construcción de más galpones y la automatización de la planta, para poder incrementar la producción. La mira también está puesta en la posibilidad de exportar alas y patas, que no se consumen tanto en el país, y que se pueden vender a mejor precio, porque con el pollo entero los productores locales no son competitivos en el mercado externo.

Olmo explicó que Asia es el principal destino de estas piezas y que se están preparando para vender a ese mercado. Acotó que recién este mes vienen autoridades chinas al país para inspeccionar las plantas, después de que, por el brote de gripe aviar, se suspendieran las exportaciones argentinas y se fueran recuperando paulatinamente.

Olmo señala que, en términos generales, los productores avícolas mendocinos no están atravesando un buen momento, pero, más allá de que los márgenes se hayan reducido, resaltó como positivo que los pagos no están atrasados y se cobra lo que se vende.

Sobre el diferencial de la producción avícola mendocina, frente al ingreso de pollos congelados y precongelados de otras partes del país, advirtió que los productos que se venden a menor precio dicen “aditivado” en la etiqueta. “En la misma bolsa te dice que estás pagando por algo que no es pollo”, lanza. Y explica que se les suele inyectar agua, para que pesen más. “Esa es la competencia. El pollo fresco que comprás de Avícola Luján es puro pollo. Por eso sale más caro. Si le sumara cosas, lo podría vender más barato”, expresa.

La reciente facilitación de las importaciones de ciertos alimentos -con plazos más cortos de pago y beneficios impositivos- incluyó la carne de cerdo, lo que generó mucha preocupación en los productores locales. Sobre la posibilidad de que esta medida se extienda al pollo, el empresario manifestó que el problema es que deberán competir con países en los que se subsidia a los exportadores y en los que los salarios del sector rondan los 400 a 600 dólares, mientras en Argentina supera los 1.000.

Además, indicó que se debe sumar a esto la suba en las tarifas de la energía eléctrica, el precio del combustible -aunque se ha equiparado prácticamente en toda la región- y la carga impositiva.

“También se dijo que iban a traer vino y yo digo que habría que preguntarles a los productores que tienen 50 a 100 hectáreas de viñedo cómo viven y cuánto hace que no cambian las herramientas y no compran tractores. Conozco a algunos y no la están pasando bien. Si ingresan vino, eso puede empeorar. Y no estoy hablando de los que los pequeños, que tienen 10 hectáreas”, expresó.

El sector avícola tiene una buena parte de su estructura de costos dolarizada. El alimento para los animales es un commodity y el precio del maíz se determina en el mercado internacional. Olmo recordó que el año pasado hubo una sequía muy grande, lo que complicó las posibilidades de acceder a cereales. Este año, como contraparte, la cosecha viene bien y los precios se están ajustado a la baja, porque hay buena oferta. Y si bien la exportación es atractiva, señaló que al productor cerealero le conviene vender en el país, porque cobra a los 30 días. 

En cuanto a la importación de los núcleos vitamínicos y los antibióticos, que se traen del exterior, reconoció que conseguirlos fue complejo el año pasado, con las limitaciones de acceso a divisas, por el bajo nivel de reservas. Sin embargo, mencionó que están mejorando los plazos de entrega.

Haciendo una evaluación de la situación actual del país, Olmo planteó: “Me da pena ver lo que hacemos nosotros y lo que hacen otros países. Cuando sabés que en Inglaterra hicieron un túnel de 53 kilómetros, con tres vías, incluida una para el tren, y costó 16 mil millones de euros (en los ’90) y ves en las noticias que nosotros tenemos que pagar 16 mil millones de dólares de multa por un contrato mal firmado (por irregularidades en el proceso de estatización de YPF), entendés el daño que han hecho”.

Sumó que el sector empresario en general necesita una flexibilización laboral, para que tomar empleados resulte más sencillo. También, que las tasas de interés vayan bajando, para poder pedir créditos y devolver el dinero con las ganancias; lo que les permitiría seguir creciendo y contratar más personal. Y destacó que es fundamental tener estabilidad, para que puedan venir inversores externos.

“Hice una granja nueva hace cuatro años. Yo no entendía por qué la empresa a la que le compraba, no me fiaba un año y medio. Porque ya le habíamos comprados tres o cuatro veces y le habíamos pagado. Claro, después entendí que era porque el Gobierno no le iba a pagar (no iba a liberar los dólares)”, contó para ilustrar la importancia de que la Argentina recupere la credibilidad en el mundo.

Con la suba de la carne, ¿ha crecido el consumo de pollo?

Los argentinos están entre los primeros consumidores de carne vacuna del mundo, pero cuando la situación económica empieza a poner límites, los productos avícolas ganan terreno.

Antonio Olmo, titular de Avícola Luján, comentó que, aunque en otros momentos en que la carne vacuna tuvo importantes aumentos, el consumo de pollo se incrementó, ahora se ha mantenido, porque hay poca circulación de dinero. Pero de inmediato aclara que se vende, ya que es la alternativa más económica y resalta que con $2.900 se puede comprar un kilo de pollo (un kilo de asado ronda los $7.000 a $8.000 y los cortes de blanda están entre $5.000 y $6.000).

Olmo sumó que, de manera similar a lo que sucedió con la carne, en lo que va de 2024, el precio del pollo subió alrededor de 20%, pero después se retrajo de un 12 a un 15%. “Muchas empresas bajaron los precios y va saliendo toda la producción”, añade y recalca que mucha gente lo elige no sólo por el valor, sino porque tiene menos grasas.

Sobre el diferencial de la producción avícola mendocina, frente al ingreso de pollos congelados y precongelados de otras partes del país, advirtió que los productos que se venden a menor precio dicen “aditivado” en la etiqueta. “En la misma bolsa te dice que estás pagando por algo que no es pollo”, lanza. Y explica que se les suele inyectar agua, para que pesen más, mientras que, cuando se compra fresco, aunque el valor por kilo sea más alto, sólo hay pollo.

Cuál es la situación de los productores avícolas mendocinos

Las ventas se han sostenido, pero los márgenes se han reducido. De todos modos, hay empresarios que apuestan por un repunte y se enfocan en la exportación.

El sector avícola no ha crecido en los últimos meses, porque no ha sido ajeno al deterioro del poder de compra de las familias, pero sí ha logrado sostener las ventas. Antonio Olmo, de Avícola Luján, señaló que, en términos generales, los productores mendocinos no están atravesando un buen momento, porque tuvieron que ajustar los precios a la baja, mientras los costos siguieron subiendo, lo que achicó los márgenes.

Pese a que la coyuntura actual es compleja, el productor avícola considera que el consumo de pollo se va a sostener y la situación va a ir mejorando, a medida que la economía se acomode. De hecho, está construyendo más galpones y automatizando la planta, para poder incrementar la producción. Con esta inversión, también apunta a prepararse para exportar. Olmo explica que alas y patas no se consumen tanto en el país, y se pueden vender en el exterior a buen precio al mercado asiático.

Sumó que el sector empresario necesita una flexibilización laboral, para que tomar empleados resulte más sencillo. También, que las tasas de interés vayan bajando, para poder pedir créditos y devolver el dinero con el trabajo; lo que les permitiría seguir creciendo y contratar más personal. Y destacó que es fundamental tener estabilidad y que la Argentina recupere la credibilidad en el mundo.