Durazno: precios desfasados y la clave de la tecnología  

Con una producción hacia la baja, el sector plantea alternativas para crecer y mejorar la producción de los cultivos debido a la baja competitividad.

Con la cosecha prácticamente finalizada en febrero, el durazno para industria cumplió con los pronósticos de cosecha establecidos en noviembre. De este modo, se levantaron unas 105.000 toneladas de durazno para lata por lo que, en líneas generales, las empresas van a haber cumplido sus valores mínimos de producción y elaboración. Con calibres menores que otros años y dificultades financieras, el sector cierra la cosecha sin sobresaltos pero también sin grandes ganancias ni expectativas.

El Instituto de Desarrollo Rural (IDR) precisó que en los cuatro oasis productivos hay 365 cuarteles y 2190 árboles. El mismo informe expresó que en los últimos cuatro años, la producción de durazno para industria se ha mantenido estable a pesar de las contingencias climáticas de los años anteriores debido a que los productores han realizado el manejo técnico para minimizarlo.

De este modo, la tecnología cobra cada vez más relevancia para hacer más eficientes los cultivos debido a que las contingencias climáticas, el calor excesivo y la falta de agua, entre otros factores, atentan contra los rendimientos de las plantas. Este año, el zonda ha sido uno de los que mayores estragos ha causado en la floración y fruto del durazno con especial foco en el Valle de Uco, donde su ubica la mayor parte de las plantas.

“La superficie productiva ha ido en baja desde la temporada 2010/11 y en 2023 alcanzó 4.911 hectáreas productivas (edad de plantación desde 4 a 30 años), producido mayormente por reconversión de los montes que todavía no llegan a la edad productiva”, se detalló en el informe del Instituto de Desarrollo Rural. La producción está relativamente estancada, pese a que los cultivos son más intensivos y logran mejores rendimientos por hectárea que años atrás. 

Precios desfasados  

El año pasado el durazno para industria se pagó entre 150 y 180 pesos y en 2024 el precio varió de entre 300 y 350 pesos el kilo. Así lo explicó Raúl Giordano, presidente de la Cámara de Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim) quien agregó que el valor también dependió de las condiciones de pago acordadas. Con un aumento anual cercano al 120%, la situación no alcanza a salvar los altos precios en dólares ni la pérdida de competitividad del sector.

Es que el precio internacional está entre 25 y 28 centavos de dólar y aquí el mismo kilo de durazno tiene un costo de unos 44 centavos de dólar. Aunque esta fruta se destina en su mayor parte al consumo nacional, se trata de un dato que impacta en la competitividad y que, con las nuevas reglas de juego en danza, podría atentar contra la supervivencia sino del sector sí de los más chicos o de los que estén menos integrados.

Con una producción de normal a baja y un mercado interno que se achica por la caída en el poder adquisitivo, las empresas estiman que este año ni les sobrará ni les faltará demasiado.

Así, una mejor posibilidad de exportar podría abrirse hacia los mercados tradicionales de este producto como son Brasil, Paraguay y Uruguay. El durazno en lata también llega a Centroamérica aunque en mayor proporción y las empresas se esfuerzan o resignan rentabilidades con tal de no perder esos clientes que, cuando las papas queman en el mercado interno, pueden funcionar como motores de salvataje.

La cuenta no es sencilla debido a que los costos de casi el doble con los principales competidores dejan casi fuera de pista al durazno local. Chile, Grecia y China son la competencia principal que podría comenzar a ingresar al país si en algún momento se abre más la economía, como ha prometido el presidente Javier Milei. “La macroeconomía todavía no se acomoda como para poder proyectar y tampoco están tan claras las condiciones con las que se podrá exportar”, afirmó Giordano en referencia al valor del dólar, la permanencia de la brecha y qué sucederá con el cepo cambiario.

En este marco, el presidente de Cafim destacó que aunque el durazno en lata tiene un arancel, el ingreso de durazno chino antes de la pandemia y la dificultad de los argentinos de igualar dichos costos deja en evidencia lo caro que –con o sin barreras- es producir en el país. Por este motivo, opinó que una liberalización sin compensación por costos impactaría de manera negativa en el sector.

Plantas estresadas

Este año el sector no ha tenido pérdidas por granizo ni por heladas porque las que hubo se combatieron y el granizo fue menor. De este modo, además del zonda mencionado el clima sí tuvo una incidencia relativamente novedosa que dejó consecuencias, más que nada, en los tamaños de los frutos. El calor excesivo provocó un estrés hídrico que derivó en un menor calibre y una baja en la cantidad.

Si bien la mayoría de los cultivos tienen riego presurizado y las plantas reciben la cantidad de agua que necesitan, lo cierto es que las temperaturas por encima de lo normal hacen que las plantas evaporen más agua. Esto produce un estrés hídrico debido a que deben trabajar más de lo normal para mantener la temperatura y el ciclo adecuado. Este sobreesfuerzo impacta en algún momento y puede haber aborto de flores así como caída de frutos o una maduración antes de tiempo. “La planta no tiene descanso y eso afecta la producción”, precisó Giordano. 

“Pese a todos los inconvenientes que genera una elaboración directa, se ha podido elaborar”, destacó Giordano en el momento de hacer un balance. Además, al ser un cultivo de principio de año, el sector está acostumbrado a los cambios abruptos que a veces se imponen a partir de enero. Con la exacerbación del caso, este 2024 no fue diferente. El principal problema ha sido el desfasaje financiero debido a la inexistencia de crédito tanto por parte de la banca privada como de la pública. De este modo, han sido los proveedores los que terminaron financiado a las elaboradoras.

El durazno cumplió con el pronóstico

En el fin de la cosecha, el sector cumplió con las estimaciones del IDR y se cultivaron  más de 100.000 toneladas con destino a industria.

Con la cosecha prácticamente finalizada en febrero, el durazno para industria cumplió con los pronósticos de cosecha establecidos en noviembre. De este modo, se levantaron unas 105.000 toneladas de durazno para lata por lo que, en líneas generales, las empresas van a haber cumplido sus valores mínimos de producción y elaboración. Con calibres menores que otros años y dificultades financieras, el sector cierra la cosecha sin sobresaltos pero también sin grandes ganancias ni expectativas.

El Instituto de Desarrollo Rural (IDR) precisó que en los cuatro oasis productivos hay 365 cuarteles y 2190 árboles. El mismo informe expresó que en los últimos cuatro años, la producción de durazno para industria se ha mantenido estable a pesar de las contingencias climáticas de los años anteriores debido a que los productores han realizado el manejo técnico para minimizarlo.

Precios desfasados 

El costo de producir en la Argentina supera el precio internacional, por lo que los productores agudizan sus estrategias para no quedarse afuera.

El año pasado el durazno para industria se pagó entre 150 y 180 pesos y en 2024 el precio varió de entre 300 y 350 pesos el kilo. Así lo explicó Raúl Giordano, presidente de la Cámara de Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim) quien agregó que el valor también dependió de las condiciones de pago acordadas. Con un aumento anual cercano al 120%, la situación no alcanza a salvar los altos precios en dólares ni la pérdida de competitividad del sector.

Es que el precio internacional está entre 25 y 28 centavos de dólar y aquí el mismo kilo de durazno tiene un costo de unos 44 centavos de dólar. Aunque esta fruta se destina en su mayor parte al consumo nacional, se trata de un dato que impacta en la competitividad y que, con las nuevas reglas de juego en danza, podría atentar contra la supervivencia sino del sector sí de los más chicos o de los que estén menos integrados.

Plantas estresadas

El calor excesivo pone en jaque a los cultivos de durazno ya que, a pesar que poseen riego por goteo, no alcanzan a reponer agua.

Este año el sector no ha tenido pérdidas por granizo ni por heladas porque las que hubo se combatieron y el granizo fue menor. De este modo, además del zonda mencionado el clima sí tuvo una incidencia relativamente novedosa que dejó consecuencias, más que nada, en los tamaños de los frutos. El calor excesivo provocó un estrés hídrico que derivó en un menor calibre y una baja en la cantidad.

Si bien la mayoría de los cultivos tienen riego presurizado y las plantas reciben la cantidad de agua que necesitan, lo cierto es que las temperaturas por encima de lo normal hacen que las plantas evaporen más agua. Esto produce un estrés hídrico debido a que deben trabajar más de lo normal para mantener la temperatura y el ciclo adecuado. Este sobreesfuerzo impacta en algún momento y puede haber aborto de flores así como caída de frutos o una maduración antes de tiempo. “La planta no tiene descanso y eso afecta la producción”, precisó Raúl Giordano, presidente de Cafim.