Exportaciones: oportunidades y desafíos para Mendoza

La venta de productos transables a otros países no solo tiene que ver con el tipo de cambio ni es una opción de solo un año. Se trata, más bien, de una apuesta para el largo plazo y de una mejora en la calidad.

No es novedad que la economía argentina está en recesión y que continuará así al menos hasta pasada la mitad de año. En este contexto, los economistas coinciden en que el sector exportador tiene posibilidades de levantar cabeza en los distintos rubros y, en especial, en el sector vitivinícola y agropecuario. La oportunidad viene de la mano de la mejora en el tipo de cambio así como de una suerte de marco desregulatorio que podría contribuir a mejorar la situación de los productos transables, es decir, de los que se pueden comercializar en el exterior.

La disminución de la brecha cambiaria y la eliminación –hasta el momento- de las retenciones volvería el mercado internacional un poco más apetitoso. En especial cuando el poder de compra de los argentinos se cae y las empresas deben buscar otros lugares en donde vender su mercadería. El anuario de la economía de Mendoza publicado en marzo por el Ieral de Fundación Mediterránea, presentó algunas oportunidades y desafíos que se presentan en torno a la posibilidad de ampliar las exportaciones.

Como primera aclaración, los economistas a cargo del informe, Gustavo Reyes y Jorge Day, dieron por tierra con dos mitos. El primero está atado a una buena noticia ya que mostraron que la mejora de las exportaciones en la provincia no ha estado necesariamente atada a un tipo de cambio conveniente sino más bien a una estabilidad macro así como a una mejora en la productividad. El segundo tal vez es menos alentador aunque se puede revertir en el mediano plazo si se logra realizar una reconversión con vistas a mejorar la calidad.

“No es cierto que Mendoza tenga un alto potencial exportador ya que del total de su sector transable, la provincia solo ha logrado exportar el 30%”, aclaró Jorge Day. Argentina, por su parte, exporta el 53% de sus productos transables, es decir de aquellos que se pueden importar o exportar. Esto es porque en mucho de lo que se produce no se llega a las calidades que demandan los mercados internacionales.  Para ampliar el relativamente bajo potencial exportador, la provincia debe reconvertir gran parte de sus sectores transables para que puedan competir en el contexto internacional.

Además, mientras la provincia exporta mayoritariamente a países como Chile, Brasil, Estados Unidos y Canadá; los mercados más dinámicos se encuentran en Asia y el norte de África en donde prácticamente no hay llegada de productos locales. Según datos de la Fundación ProMendoza, durante el 2023 Mendoza exportó bienes por un total de U$S 1311 millones. En el top ten de los productos que se vendieron afuera se encuentran en sentido decreciente: Vino, ajo, aceite de oliva, materias plásticas y manufacturas, jugo de frutas y hortalizas, resto de combustibles, puré y pastas de fruta y, por último, resto de arrabio, fundición, hierro o acero. En valor FOB los productos que más crecieron durante 2023 fueron el aceite de oliva, los preparados de legumbres y los restos d semillas y oleaginosos. En tanto, los que mejoraron su exportación en volúmenes fueron restos de combustibles, peras y frutas secas.

Estancamiento de largo plazo

En 2023, según el anuario del Ieral, la debilidad de la economía de China, la fortaleza del dólar y un comercio internacional prácticamente estancado jugaron en contra tanto del precio de los commodities (cayeron) como del crecimiento de los países emergentes. Es decir que al tiempo que la economía mundial se desaceleró, el comercio internacional se estancó ya que los principales socios comerciales de Mendoza crecieron a tasas mínimas. “Esto, sumado a una mala cosecha en sectores muy relevantes afectaron negativamente las exportaciones de la provincia”, destacó el economista Gustavo Reyes.

Sin embargo, el estancamiento de las exportaciones de Mendoza no está atado a la especial coyuntura vivida el año pasado sino que responde más bien a un fenómeno estructural. Además de la necesidad de mejorar sus calidades, cadenas productivas e integración sectorial, los especialistas de la Mediterránea también destacaron la baja productividad laboral. En este punto inciden diversos aspectos que tienen que ver con la innovación así como con la necesidad de contar con legislaciones laborales acordes a los tiempos que corren.

En el sector “transable”, con bienes y servicios que se pueden exportar o importar se encuentran los sectores agropecuarios, petróleo, industria, turismo y también economía del conocimiento.  Una relevancia de este grupo es que son los que tienen más posibilidades de aportar recursos desde fuera de la economía local ya que varios de ellos exportan al resto del mundo o venden parte de sus productos al resto de Argentina.

Aunque hay posibilidades de mejora en el mediano plazo, todo dependerá de cómo se mueva la conflictividad política y social que puede dejar a mitad de camino las reformas propuestas y que según la visión de distintos actores puede mejorar la situación de las exportaciones. “Si las reformas logran apoyo, se baja la inflación y se reduce el gasto público, las exportaciones tendrán una mejor performance”, destacó Mario Bustos Carra, gerente de la Cámara de Exportadores de Cuyo.

Las perspectivas

En 2024, las exportaciones y, en especial, de las atadas al vino y la agroindustria podrían salvar la ropa dentro del contexto general. En palabras del presidente de Acovi, Fabián Ruggeri, “tenemos productos y calidad para exportar, esperamos poder hacerlo”. Además, este año, una mejor cosecha que la pasada impactará en mayor cantidad y diversidad de productos que podrán salir al exterior en medio de un mercado interno que se espera alicaído. “La mayor cosecha de uvas implicará mejores indicadores en el agro y en parte de la industria”, sintetizó el informe del Ieral.

Bustos Carra advirtió que el contexto aún es incierto, pero que el Gobierno nacional va en un rumbo que contribuiría a favorecer las exportaciones. “Levantar el cepo, desregular las importaciones, simplificar trámites y eliminar las burocracias son puntos clave para apalancar a este sector”, destacó el referente empresarial. La baja de la inflación y del gasto público también son condiciones importantes en este sentido así como las reglas claras largamente reclamadas por distintos empresarios. “Si todo eso se alinea y el clima acompaña, las perspectivas son buenas”, observó Bustos Carra quien no obstante que en el mediano plazo es hay que trabajar para recuperar áreas productivas. 

En este punto la confianza en el país y en las políticas también son instrumentos que deben empezar a contemplarse como partes del fortalecimiento del sector exportador. “Si somos competitivos y las importaciones se regularizan, las exportaciones van a crecer”, sumó el especialista en alusión a que buena parte de las productos que vienen de afuera se destinan al sector industrial o de producción. En este marco, tal como expresaron desde el Ieral, en este proceso hay que mejorar tanto la productividad como la calidad. Recién ahí, Mendoza tendrá todo para crecer.

Para exportar, Mendoza debe mejorar su calidad

El Ieral presentó las oportunidades y desafíos para poder ampliar las exportaciones.

En su informe anual de la economía de Mendoza, se dio por tierra con dos mitos. El primero está atado a una buena noticia ya que mostraron que la mejora de las exportaciones en la provincia no ha estado necesariamente atada a un tipo de cambio conveniente sino más bien a una estabilidad macro así como a una mejora en la productividad. El segundo tal vez es menos alentador aunque se puede revertir en el mediano plazo si se logra realizar una reconversión con vistas a mejorar la calidad.

“No es cierto que Mendoza tenga un alto potencial exportador ya que del total de su sector transable, la provincia solo ha logrado exportar el 30%”, aclaró Jorge Day. Argentina, por su parte, exporta el 53% de sus productos transables, es decir de aquellos que se pueden importar o exportar. Esto es porque en mucho de lo que se produce no se llega a las calidades que demandan los mercados internacionales.  Para ampliar el relativamente bajo potencial exportador, la provincia debe reconvertir gran parte de sus sectores transables para que puedan competir en el contexto internacional.

Estancamiento de largo plazo

El apalancamiento de las exportaciones necesitan mucho más que un mejor tipo de cambio.

En 2023, según el anuario del Ieral, la debilidad de la economía de China, la fortaleza del dólar y un comercio internacional prácticamente estancado jugaron en contra tanto del precio de los commodities (cayeron) como del crecimiento de los países emergentes. Es decir que al tiempo que la economía mundial se desaceleró, el comercio internacional se estancó ya que los principales socios comerciales de Mendoza crecieron a tasas mínimas. “Esto, sumado a una mala cosecha en sectores muy relevantes afectaron negativamente las exportaciones de la provincia”, destacó el economista Gustavo Reyes.

Sin embargo, el estancamiento de las exportaciones de Mendoza no está atado a la especial coyuntura vivida el año pasado sino que responde más bien a un fenómeno estructural. Además de la necesidad de mejorar sus calidades, cadenas productivas e integración sectorial, los especialistas de la Mediterránea también destacaron la baja productividad laboral. En este punto inciden diversos aspectos que tienen que ver con la innovación así como con la necesidad de contar con legislaciones laborales acordes a los tiempos que corren.

Perspectivas condicionadas

El futuro de las exportaciones dependerá de la coyuntura y, sobre todo, de una mejor productividad.

Mario Bustos Carra, gerente de la Cámara Exportadora de Cuyo, advirtió que el contexto aún es incierto, pero que el Gobierno nacional va en un rumbo que contribuiría a favorecer las exportaciones. “Levantar el cepo, desregular las importaciones, simplificar trámites y eliminar las burocracias son puntos clave para apalancar a este sector”, destacó el referente empresarial. La baja de la inflación y del gasto público también son condiciones importantes en este sentido así como las reglas claras largamente reclamadas por distintos empresarios. “Si todo eso se alinea y el clima acompaña, las perspectivas son buenas”, observó Bustos Carra quien no obstante que en el mediano plazo es hay que trabajar para recuperar áreas productivas. 

En este punto la confianza en el país y en las políticas también son instrumentos que deben empezar a contemplarse como partes del fortalecimiento del sector exportador. “Si somos competitivos y las importaciones se regularizan, las exportaciones van a crecer”, sumó el especialista en alusión a que buena parte de las productos que vienen de afuera se destinan al sector industrial o de producción. En este marco, tal como expresaron desde el Ieral, en este proceso hay que mejorar tanto la productividad como la calidad. Recién ahí, Mendoza tendrá todo para crecer.