Qué puede pasar con la economía en el segundo semestre

El economista del Ieral (de la Fundación Mediterránea) Gustavo Reyes analiza cuál ha sido la evolución de variables como inflación, salarios y dólar, para plantear escenarios.

Con el segundo semestre ya en marcha, algunos indicadores empiezan a mostrar los primeros indicios de recuperación. El principal, el Índice de Precios al Consumidor que, tanto en mayo como en junio, se ubicó por debajo del 5% a nivel nacional. Sin embargo, la incertidumbre aún es marcada y muchos se preguntan cuándo llegará el repunte económico. Gustavo Reyes, economista del Ieral (de la Fundación Mediterránea), aporta su mirada sobre lo que puede suceder en los próximos meses.

“Si uno mira objetivamente el segundo semestre versus el primero, es claro que va a ser mejor”, plantea. Resalta que la tasa de inflación es mucho más baja que en el comienzo de 2024 y que, aunque se pueda discutir en qué niveles se encontrará en diciembre, no volverá a las tasas exorbitantes de los primeros meses del año.

Asimismo, subrayó que hay que prestar atención a la inflación núcleo, que es la que no tiene las variaciones estacionales ni los precios regulados, como los aumentos de tarifas. Este IPC núcleo fue de 3,7% en mayo y se mantuvo en el 3,7% en junio (mientras que la inflación general fue de 4,2% y 4,6%, respectivamente).

En cuanto a la actividad económica, Reyes consideró que mirar lo que sucedió en los últimos 12 meses es ir demasiado hacia atrás, porque la economía estaba sostenida en forma artificial, con precios que no eran los reales. Por eso, hay que enfocarse en los últimos, restando el efecto de la estacionalidad. En abril y mayo, resaltó, se observan pequeñas mejoras, pese a que desde fines de mayo y en junio la situación fue algo más turbulenta porque se agrandó la brecha, lo que probablemente haya frenado un poco esa incipiente reactivación.

El economista del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Mendoza) señaló que esperan que la economía siga repuntando porque los “motores” van mostrando signos positivos. Los salarios, si bien reconoció que se encontraban en niveles muy bajos, vienen ganando levemente a la inflación en los últimos meses. La relación préstamos versus depósitos bancarios va cambiando y hay una mayor demanda de créditos. La cosecha, si bien no es fantástica, ha mejorado con respecto a la del año pasado. Y las cuentas fiscales vienen bien.

Recuperación e incertidumbre

“La recuperación no va a ser para nada en ‘V’, sino tipo sonrisa; ni siquiera en ‘U’. Pero hay que recordar de dónde se viene: de una caída libre con una inflación del 25%”, lanzó. Y sumó que la actividad económica tocó piso en marzo, pero después se empezó a revertir el descenso (lo que no implica que se esté creciendo).

Pero Reyes sumó que siempre surgen dudas sobre lo que puede suceder, ya que, si bien hay buenas noticias, hay cosas que siguen siendo muy preocupantes. En el último mes y medio, la brecha entre el dólar oficial y el blue, que estaba en el 20%, trepó al 50%, lo que hizo que el riesgo país subiera.

Esto, en parte, porque el mundo no ayudó, ya que la divisa estadounidense se fortaleció y llevó hacia abajo el precio de las commodities. De hecho, casi todos los países vecinos devaluaron, como Chile, Brasil y México. Sin embargo, destacó que el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, indicó que podrían empezar a bajar las tasas de interés porque la inflación está bajando, lo que haría que el dólar se debilitara y ayudaría que se vuelva a elevar el precio de los productos primarios.

“El panorama internacional explica una parte, pero el resto es culpa nuestra”, lanzó Reyes y explicó que las tasas de interés se bajaron en forma muy rápida y brusca, y eso despertó al dólar. Añadió que, con la “obsesión por sacarse de encima los pasivos remunerados del Banco Central”, en el último mes se emitieron un poco más de pesos de los que la gente demandó; a diferencia de lo que había sucedido entre diciembre y mayo, cuando faltaban pesos, lo que hizo que cayera la inflación y el dólar se mantuviera estable.

Ley Bases

Si bien consideró que la aprobación de la Ley Bases ayuda, resaltó que la versión que fue aprobada por el Congreso fue “bastante light” y que, si bien implica un avance, hace falta profundizar en los cambios. Para ilustrarlo, planteó que la reforma laboral no aborda las paritarias ni los impuestos al trabajo; la reforma impositiva estableció el retorno de Ganancias, pero se sostienen el impuesto PAIS, al cheque, las retenciones, etc.

Reyes señaló que el mercado interpretó que si esto, que fue tan pequeño, costó tanto, para las modificaciones que tienen que hacer falta bastante. En este sentido, el Pacto de Mayo (la reunión con los gobernadores el 9 de julio) es un símbolo, pero tiene que instrumentarse a través de legislación.

¿Dólar barato o caro?

El economista indicó que hay una discusión en torno a si el dólar está barato o caro para las exportaciones, pero aportó que existe una enorme contradicción con respecto a esto. Es que muchos están pidiendo que se devalúe más rápido que el 2%, pero también que suban pronto los salarios, para que mejore la actividad económica. Sin embargo, el dólar más alto implica salarios más bajos.

Por otra parte, con la inflación en caída, cada vez se está más cerca del 2% de la devaluación mensual. Un salto del 2% al 5% implicaría que suban las tarifas, lo que demandaría un ajuste salarial y llevaría a una aceleración de la inflación. “Es la calesita de los últimos 50 años”, indicó. Añadió que, si devaluar sumara competitividad, “seríamos el país más competitivo del mundo”.

Pero advirtió que, cuando la inflación baja, los gastos logísticos, los impuestos y otras variables, a las que no se les estaba prestando tanta atención, empiezan a ganar relevancia.

Qué puede pasar con la economía en el segundo semestre

El economista del Ieral (de la Fundación Mediterránea) Gustavo Reyes sostiene que han repuntado ciertas variables, por lo que es de esperar una mejor segunda mitad del año.

“Si uno mira objetivamente el segundo semestre versus el primero, es claro que va a ser mejor”, plantea. Resalta que la tasa de inflación es mucho más baja que en el comienzo de 2024 y que, aunque se pueda discutir en qué niveles se encontrará en diciembre, no volverá a las tasas exorbitantes de los primeros meses del año.

Asimismo, subrayó que hay que prestar atención a la inflación núcleo, que es la que no tiene las variaciones estacionales ni los precios regulados, como los aumentos de tarifas. Este IPC núcleo fue de 3,7% en mayo y se mantuvo en el 3,7% en junio (mientras que la inflación general fue de 4,2% y 4,6%, respectivamente).

En cuanto a la actividad económica, Reyes consideró que mirar lo que sucedió en los últimos 12 meses es ir demasiado hacia atrás, porque la economía estaba sostenida en forma artificial el año pasado, con precios que no eran los reales. En abril y mayo, resaltó, se observan pequeñas mejoras, pese a que desde fines de mayo y en junio la situación fue algo más turbulenta porque se agrandó la brecha, lo que probablemente haya frenado un poco esa incipiente reactivación.

El economista señaló que esperan que la economía siga repuntando porque los “motores” van mostrando signos positivos. Los salarios, si bien reconoció que se encontraban en niveles muy bajos, vienen ganando levemente a la inflación en los últimos meses. La relación préstamos versus depósitos bancarios va cambiando y hay una mayor demanda de créditos. La cosecha, si bien no es fantástica, ha mejorado con respecto a la del año pasado. Y las cuentas fiscales vienen bien.

Hay que olvidarse de la recuperación en “V”

Gustavo Reyes, economista del Ieral (de la Fundación Mediterránea) anticipa qué “forma” dibujará ese camino de la reactivación económica.

“La recuperación no va a ser para nada en ‘V’, sino tipo sonrisa; ni siquiera en ‘U’. Pero hay que recordar de dónde se viene: de una caída libre con una inflación del 25%”, lanzó. Y sumó que la actividad económica tocó piso en marzo, pero después se empezó a revertir el descenso (lo que no implica que se esté creciendo).

Reyes sumó que siempre surgen dudas sobre lo que puede suceder, ya que, si bien hay buenas noticias, hay cosas que siguen siendo muy preocupantes. En el último mes y medio, la brecha entre el dólar oficial y el blue, que estaba en el 20%, trepó al 50%, lo que hizo que el riesgo país subiera.

Esto, en parte, porque el mundo no ayudó, ya que la divisa estadounidense se fortaleció y llevó hacia abajo el precio de las commodities. De hecho, casi todos los países vecinos devaluaron, como Chile, Brasil y México. Sin embargo, destacó que el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, indicó que podrían empezar a bajar las tasas de interés porque la inflación está bajando, lo que haría que el dólar se debilitara y ayudaría que se vuelva a elevar el precio de los productos primarios.

“El panorama internacional explica una parte, pero el resto es culpa nuestra”, lanzó Reyes y explicó que las tasas de interés se bajaron en forma muy rápida y brusca, y eso despertó al dólar. Añadió que, con la “obsesión por sacarse de encima los pasivos remunerados del Banco Central”, en el último mes se emitieron un poco más de pesos de los que la gente demandó; a diferencia de lo que había sucedido entre diciembre y mayo, cuando faltaban pesos, lo que hizo que cayera la inflación y el dólar se mantuviera estable.

El dólar, ¿está barato o caro?

Uno de los reclamos reiterados de los exportadores es que el tipo de cambio se ha ido quedando con respecto a la inflación y eso les resta competitividad.

Gustavo Reyes, economista del Ieral (de la Fundación Mediterránea), indicó que hay una discusión en torno a si el dólar está barato o caro para las exportaciones, pero aportó que existe una enorme contradicción con respecto a esto. Es que muchos están pidiendo que se devalúe más rápido que el 2%, pero también que suban pronto los salarios, para que mejore la actividad económica. Sin embargo, el dólar más alto implica salarios más bajos.

Por otra parte, con la inflación en caída, cada vez se está más cerca del 2% de la devaluación mensual. Un salto del 2% al 5% implicaría que suban las tarifas, lo que demandaría un ajuste salarial y llevaría a una aceleración de la inflación. “Es la calesita de los últimos 50 años”, indicó. Añadió que, si devaluar sumara competitividad, “seríamos el país más competitivo del mundo”.

Pero advirtió que, cuando la inflación baja, los gastos logísticos, los impuestos y otras variables, a las que no se les estaba prestando tanta atención, empiezan a ganar relevancia.