“Deberíamos tener 40 mil empresas que exporten en Argentina y no llegamos a un tercio”

La despachante de aduana, Graciela Rovera, analiza los cambios que ha tenido el comercio exterior en 2024 y qué se necesita para seguir ganando mercados.

El comercio exterior cerró 2023 con muchas dificultades, pero en 2024 fue mejorando la situación. El tipo de cambio tuvo un salto marcado a fines del año pasado, cuyo efecto positivo para las exportaciones se hizo notar en buena parte de este; se empezaron a normalizar los pagos a otros países; se eliminó el impuesto PAIS; y se han ido implementando desregulaciones. Sin embargo, recuperar mercados perdidos llevará un tiempo y se necesitan otras medidas.

Graciela Rovera, de la empresa que lleva su nombre, analizó que el comercio exterior está más ágil y con más desarrollo del que tenía hasta el año pasado. Pero aclaró que siempre reaccionan más rápido las importaciones, porque se trata de comprar y comercializar en el mercado interno. Esto, mientas que, para que crezcan las exportaciones se tienen que abrir mercados, lo que no sólo demanda más tiempo, sino también una cierta previsibilidad.

Señaló que recién en los últimos meses el panorama ha empezado a ser un poco más claro y se puede entender cuál es el rumbo. Por otra parte, los tipos de cambio están casi alineados, lo que permite animarse a hacer negocios en el exterior.

La también vicepresidente de Comercio Exterior de la FEM (Federación Económica de Mendoza), detalló que a las empresas más chicas o medianas les tomará más tiempo hacerse un lugar en los mercados internacionales, ya que tienen que generar nuevos clientes. En cambio, las que ya tenían compradores, “han tenido que hacer malabares para mantenerlos”, porque abrir un mercado cuesta mucho y se pierde muy rápido.

Además de cambios como la facilitación tanto de los pagos al exterior, Rovera indicó que el Gobierno nacional ha sacado diversas intervenciones, en cuanto a productos que requerían muchos trámites previos, por parte de varios organismos. Esto implica que las gestiones se han simplificado, lo que facilita, en particular, importar insumos para la industria y otros bienes que demoraban mucho tiempo en ingresar.

Un ejemplo son los neumáticos, que, si bien siguen teniendo intervenciones, se han eliminado varias. Así, si antes la autorización demoraba un año, ahora se puede obtener en unos 120 días; lo que sigue siendo un plazo largo, pero más razonable.

Sin embargo, advirtió que “a veces va más rápido la noticia que la realidad”, en alusión a que los funcionarios nacionales suelen realizar anuncios cuando toman la decisión de implementar un cambio, pero todavía falta que publiquen la resolución o el decreto, y emitan la reglamentación que establece cómo se va a aplicar. Comentó que suele suceder que anuncian una simplificación en el comercio exterior y cuando se consulta a los organismos de control no saben todavía de qué se trata o el cambio no está aún incorporado en el sistema.

En ese sentido, Rovera recomendó que quienes quieran importar o exportar algo busquen asesoramiento de lo que efectivamente está vigente, porque la noticia es una comunicación de lo que va a modificarse, pero hay que esperar a ver cuándo se aplica.

Pese a eso, resaltó que es raro el día en que no se avanza con algún cambio y consideró positivas las modificaciones que se han realizado hasta ahora, ya que han ido facilitando el comercio exterior. Acotó que hay muchos productos que se consumen en el país y que no sabemos que son importados hasta que no están, y que van desde algunos alimentos, a medicamentos e insumos.

Tipo de cambio y acuerdos

Aunque no con el mismo énfasis que en 2023, cuando planteaban que iban a poder sostener las ventas, los exportadores han vuelto a señalar que el tipo de cambio está atrasado. Es que después de la fuerte devaluación de diciembre, el ritmo devaluatorio (o “crawling peg”) es del 2% mensual, mientras la inflación -que incide en los costos- ronda el 2,5% al 3%.

Sin embargo, Rovera señala que el tipo de cambio se ha triplicado en un año. En 2023 sí era bajo para las exportaciones, ya que, además, tenía un dólar diferencial para liquidar -más bajo-, al tiempo que pagaban los insumos importados al oficial (e incluso, en muchas ocasiones, al valor blue). Mientras ahora, se triplicó tanto para las importaciones como para las exportaciones y ya no existe una brecha tan marcada entre ambos.

Consideró que más que un problema del precio del dólar, hay que ajustar otras cosas, como la carga impositiva, que es muy alta y hace perder competitividad a los exportadores argentinos.

En este sentido, mencionó que por estos días se habla mucho de los tours de compras. Y si bien no los justifica -la FEM ha solicitado medidas al Gobierno para evitar la competencia desleal con el comercio local- el importador argentino tiene una base impositiva 130% más alta que sus pares chilenos.

Es que al otro lado de la cordillera sólo se paga IVA del 19%y, además, Chile tiene acuerdos comerciales. En Argentina, hay que pagar aranceles de importación (35% más una tasa adicional del 3%), IVA del 21%, IVA adicional del 20%, Ganancias (6%) e Ingresos Brutos (2,5%). Esto hace que una mercadería con un valor de US$ 10 mil ingrese a Chile con un costo de US$ 13.220,90 y en Argentina con uno de US$ 23.337,78.

Rovera planteó que esta diferencia es muy grande y se tienen que seguir bajando impuestos para que las reglas sean iguales para todos. Pero que también se deben lograr más acuerdos comerciales, ya que Chile los tiene con los países que representan el 90% del PBI mundial, mientras Argentina tiene muy pocos.

En cuanto a lo que pueda suceder con el Acuerdo Mercosur, consideró que se abre un camino para las empresas exportadoras, ya que nuestro país no tiene tratados comerciales con Europa, mientras que Chile, el principal competidor en el cono sur, sí los tiene. Pero también señaló que habrá que producir más cantidad para que los precios sean más competitivos; algo que no ha sido favorecido por las políticas del Gobierno en el pasado.

“Deberíamos tener alrededor de 40 mil empresas que exporten en forma constante (en el país), pero no sé si llegamos a un tercio de eso”, advirtió. Para modificar esto, señaló que es importante revisar las ventajas que tiene cada provincia y, en el caso de Mendoza, hacer encadenamientos productivos con Chile, para poder exportar a terceros países. “Usar el ingenio y estar permanentemente abierto a maneras de lograr que el producto llegue a otros mercados”, evaluó.